El gobierno de Estados Unidos ahora está utilizando activamente la información de vuelos de pasajeros para identificar y detener a personas con órdenes de deportación, lo que marca una escalada significativa en la aplicación de la ley de inmigración. Bajo un programa previamente secreto, la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) comparte listas de viajeros aéreos entrantes con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) varias veces por semana. Esto permite a ICE comparar los datos con sus propios registros y desplegar agentes en los aeropuertos para su detención inmediata.

Cómo funciona el sistema

La colaboración comenzó en marzo y opera brindando a ICE acceso en tiempo real a los manifiestos de pasajeros. Si bien el número exacto de arrestos aún no se ha revelado, documentos internos confirman al menos un caso: Any Lucía López Belloza, una estudiante universitaria detenida en el aeropuerto Logan de Boston en noviembre y deportada a Honduras en 48 horas. Un exfuncionario de ICE estima que el 75% de las personas señaladas en su región fueron arrestadas con éxito.

Cambio en las tácticas de aplicación de la ley

Históricamente, ICE ha evitado en gran medida interferir con los viajes nacionales. Este nuevo programa representa un cambio deliberado hacia una aplicación de la ley proactiva, aprovechando un intercambio más amplio de datos federales para perseguir las deportaciones de manera agresiva. Se alinea con el objetivo declarado de la administración Trump de ejecutar la campaña de deportación más grande en la historia de Estados Unidos, expandiendo efectivamente el alcance de la aplicación de la ley de inmigración más allá de las zonas fronterizas y en los viajes civiles cotidianos.

Justificación del gobierno

El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) defiende la práctica con mensajes contundentes: “El mensaje para quienes se encuentran en el país ilegalmente es claro: la única razón por la que deberían viajar en avión es para autodeportarse a casa”. Esto refleja una postura cada vez más dura hacia las personas indocumentadas, que tratan los viajes aéreos como una trampa potencial en lugar de un método estándar de transporte.

Privacidad de datos y escrutinio existente

Los pasajeros de las aerolíneas siempre han estado sujetos al escrutinio federal, y las aerolíneas comparten datos de reservas con la TSA para compararlos con bases de datos de seguridad nacional, incluidas listas de vigilancia de terroristas. Sin embargo, este nuevo programa reutiliza esos datos para la aplicación de la ley de inmigración, borrando las líneas entre el contraterrorismo y los esfuerzos de deportación. Las implicaciones a largo plazo para la privacidad y el debido proceso son significativas, ya que ahora las personas pueden ser detenidas basándose en órdenes administrativas en lugar de penales.

Esta expansión del intercambio de datos demuestra una creciente voluntad de utilizar todas las herramientas disponibles para una aplicación agresiva de la ley de inmigración, lo que plantea interrogantes sobre el equilibrio entre la seguridad y los derechos individuales.